La Coco de regreso de La Lagunilla a su casa en la Colonia Roma, en el
camión Roma-Piedad reflexiona que la vida es así, ni modo. Los niños deberían hacerse
invisibles cuando su mamá los llevara a comprarse su abrigo "para el frío
de México". Había entrado como a 20 tiendas para probarse todos los
abrigos de su tamaño para quedarse con ese horrible color "verde
botella", y luego con "cuellito" de piel de conejo. Y en cada
tienda su mamá aclarándole a los dueños árabes que "la niña no es árabe".
Ahora que se vea por primera vez en el espejo con el abrigo puesto llegando a
su casa, confirmará sus sospechas: parece cirquera con un gato en el pescuezo. Recorre
por abecedario la lista de Santas que su abuela le ha descrito y han sufrido
mucho, mucho: Santa Águeda, Santa Rita de Casia. Pero no, esas no son niñas, una
fue mártir de su marido, la otra se cercenó los senos para defender su
virginidad. ¿Irá la Coco a tener senos algún día? Pero lo que hay que pensar
bien, bien es cómo deshacerse del abrigo y que parezca accidente. Si le echara
gasolina y luego un ocote encendido, ¿olería la gasolina en el abrigo quemado? No, mejor... Sus reflexiones se ven interrumpidas por dos escuincles que se subieron
al camión y, acompañándose de una guitarra destartalada, empiezan a desentonar
el bolero de moda, en medio de los pasajeros que no alcanzaron asiento y
defienden a capa y espada su espacio en la agarradera de manos, para no rodar
por el suelo con los tumbos que da el camión,
"No te ‘vía de querer
Pero te quise
No te ‘vía de olvidar
y t'iolvidé"
La Coco se desconecta de las estridencias de los chamacos, su disyuntiva de suma
gravedad no permite distracciones. A Gaby le acaban de comprar su abrigo con
cuellito de terciopelo. Su mamá no es loca como la de la Coco, que habla sola
frente al espejo mientras se prueba todos sus sombreros para ver cuál se pondrá
mañana en su invariable ida a Sanborn's de Madero para tomar café a las 5 de la
tarde. Su mamá no adivina el futuro, ni sus amigas la buscan para que les lea
la mano y siempre despedirse asustadas.
Todos los árabes que vinieron de Líbano a La Lagunilla no pudieron con
ella, hasta el extremo de pagar por el abrigo de lana virgen 18 pesos en vez de
39 que costaba. ¿Qué querrá decir lana virgen? Santa Águeda defendió su
virginidad. La Coco tendrá que preguntarle a Gaby, su papá doctor siempre le
contesta las preguntas más peliagudas...
Los cantantes suben la voz cuando el chofer del camión, con gritos estentóreos,
intercambia con el boletero estrategias de cobro a los que se habían subido de
mosca en la defensa trasera del camión. El boletero perdido entre los pasajeros
cobrando pasajes y dando a cambio boletos numerados, recuerda que nació barítono
y le hace segunda a los escuincles,
"Me debes perdonar el mal que t’ice
que yo de corazóoon te perdoné
No te 'vía de querer...."
Gaby se va a desquitar de la envidia que le tiene a la Coco por su nueva
bicicleta marca Gloria. Siempre pierde echando carreras alrededor de la manzana con
su bici más chica 24 X 1 y medio. Y por los patines, que los de Gaby no son
Torrington. Pero qué envidiable mamá tiene la sangrona de Gaby: dulce desde la
voz y con ojos azul canica. De veras, ¿porqué la pintaría horrorosa ese extraño
Clemente Orozco?, si ella tiene cara de
camafeo. ¿Y si dejara el abrigo nuevo en el barandal del corredor para que le
cayera granizo como el que cayó ayer? ¿No se encogerá hasta quedarle chico como
el viejo? Y si todo falla, ¿cómo ir al cine Encanto mañana con los abuelitos de
Gaby?... ¡Ya está!... Anginas!... La Coco va a decirle a Gaby que se enfermó de
anginas y su propia abuela tiene que frotarle con manteca de res el pecho, las
coyunturas y las plantas de los piés, después de haberlos metido en una cubeta
de agua ardiendo con ceniza del calentador de leña para el baño....y no salir
de la cama en 8 días, cuando menos.
El chofer hace una maniobra brusca para evitar un choque al derrapar el
camión con el piso mojado. Un chamaco se cae encima de la Coco y ella se
escucha decirle --"Tú, tú ... " --pero recapacita, no puede darle las
gracias por haberle desgraciado el abrigo con el residuo de la pintura aún
fresca del bote de su colecta, y en lo que para salvar el pellejo ante la
generala atina a decirle al escuincle, -"Tú no vías de cantar, pareces
chivo de borrega virgen" -y le cierra el ojo con esperanza de que
entendiera un contubernio contra la mamá de armas tomar, ésta ya está espetándole
al chofer:
-¡CAAAFRE!, ¿Qué se está creyendo óigame, que lleva reses al corral?
Aquí mismo deténgase para bajarme. Va a ver usted cómo le va a ir, el coronel Figueroa
jefe de Tránsito es amigo de mi marido.
El boletero infundido del poder propio de barítonos sale en defensa del
chofer. Un niño sale en defensa de la
mamá de la Coco y los pasajeros en defensa de los dos escuincles. La madre y la
hija se bajan del camión con tripulantes divididos en partidos. Bajo una lluvia
torrencial caminan 6 cuadras desde la Calzada de la Piedad hasta su casa la
calle de San Luís Potosí. La mamá no desperdicia la ocasión para echarle la
maldición gitana a la casa de la esquina de San Luís y Yucatán, hogar del
general Barragán.
EPÍLOGO
La Coco amanece grave de anginas y contenta, su abrigo
está echado a perder por duplicado, con la pintura y la granizada. Para bajarle
la fiebre, antes que los remedios consabidos su Mamá Güelita a la voz de
"Por la señal" le zampa la imprescindible purga de aceite de ricino y
permanece a su lado de día y de noche jugando con ella La Brisca y el Conquián
con barajas españolas, contándole cuentos de de magia y encantamiento de su propia cosecha, y entonando canciones del tiempo de Don
Porfirio,
"Dame un lapicero con punta
Con la punta bien sacada
Para escribirle a mi novio
Que cuándo se piensa casar".
La Coco medita que las ridiculeces de los enamorados
son las mismas siempre, igual que "no te 'via de querer..." de
Agustín Lara. Para canciones buenas las de Cri-Cri que los niños oyen antes de
irse a dormir en el la XEW con el "Tío
Polito" de locutor.
elenaespinosa29@gmail.com
No te debía querer... (Naufragio) Agustín Lara. Youtube
elenaespinosa29@gmail.com



Ay, que lindó y divertido. Muy ingenioso. Gracias Coco
ResponderEliminarAbue! Padrísimo! Voy a leer todas tus historias. Muchos besos!
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