viernes, 21 de junio de 2013

La Robótica


Al escuchar en un programa de la televisión española que se iba a tratar de "La Robótica", yo creí que  se trataría de alguna dama notable que había alcanzado merecida fama internacional, como cuando a Margaret Thatcher se le decía "La Dama de Acero". Error. La robótica se refiere a la nueva era de los robots que sustituyen eficazmente el trabajo del hombre agravando el fenómeno del desempleo a nivel mundial.

Un robot móvil puede programarse para efectuar su trabajo perfectamente, por ejemplo, en un sanatorio de dimensiones descomunales subiendo y bajando elevadores para repartir documentos y radiografías a un cubículo específico perdido entre otros cientos iguales, y en sus ratos de ocio de las 24 horas diarias trapear a conciencia corredores y pisos sin amenazar con huelga, perder tiempo para la torta y el W.C. Cada robot cuesta alrededor de 7 millones de dólares que, al decir de los exponentes, la inversión se recupera, es cosa segura.

Muy contrita escuchaba la amenaza del desempleo que yo creía estrictamente localizado en México, cuando escuché la clave para dar por terminada mi sesión televidente con satisfacción. A nosotros la amenaza robótica nos va a hacer lo que el aire a Juárez, el robot programado no puede improvisar y si se trata de improvisar, en México el más pelón se hace trenzas.

Apagado el televisor entonces me surgió otra incógnita. Si el profesionista desempleado es un problema de actualidad en el Viejo Continente como en el Nuevo Mundo, la improvisación de último momento no cabría en este esquema. El profesionista primero invierte 20 años de su vida quemándose las pestañas, para luego encontrar que necesita un doctorado si quiere estar a la altura, y luego encuentra que su altura es compartida por quienes rebanan jamón en una salchichonería o manejan un taxi en horario nocturno, tras haber agotado las direcciones en Internet repartiendo su currícula en "Desesperados punto com." y dándole "Enter" a "Tecnócratas desempleados, visite nuestra página Web". Ya es experto en entrevistas de trabajo en las que ha contestado "Sí" a las preguntas, ¿Sabe hablar francés, chino antiguo y conoce la diferencia entre el modernismo y el Art Nouveau? para luego oír a una voz tipluda decirle, "nada de eso le sirve aquí, debe saber tocar timbres de puerta en puerta para demostrar nuestros productos de belleza sin que se deteriore su autoestima por las negativas y portazos en las narices, para lo cual, aquí le entrenamos con un método por un módico precio al alcance de CUALQUIERA".

Habiendo reflexionado lo anterior en respuesta a la invitación que me hacía el silencio que me rodeaba, divagué irresistiblemente frente una taza de café. Nosotros los reyes de la improvisación vamos a vender el miércoles de plaza bolas de cristal para adivinar. Antes era fácil prever el destino, licenciado, médico o ingeniero, el Politécnico se fundó previendo el futuro del país en manos de técnicos. Hoy todo cambia de un instante al otro, incluso para la profesión más antigua de la humanidad ahora con sindicatos y asociaciones que demandan el respeto a las sexo-servidoras, aquellas con cédula profesional, se entiende. Se ha abierto una gama ilimitada de nuevas opciones de carreras con o sin cédula de profesionista, pero todos los titulados deben ser duchos en la magia blanca de la computación. La bola de cristal consultada por la noche antes de irse a dormir, tiene mejores oportunidades de atinarle a aquello que estará en vigor mañana, incluso la tecnología de ayer. Hoy los dentistas se enfrentan al precipicio de que ya no habrá caries, los ingenieros a los cálculos precisos por computadora de las construcciones más intrincadas de ciudades submarinas para alojar a 100 mil, los diseñadores de ambiente a los diseños a granel con sólo un clic en Internet. ¿Habrá pasado para siempre de moda "Zapatero a tus zapatos" y la aplicación de las habilidades personales se localiza en fenómenos aislados, como los curadores de pinturas de Miguel Ángel y Leonardo?


Ya me veo un domingo cualquiera junto al lago de Chapultepec, detrás de mi tenderete extendido en el piso de la banqueta, "Atrás de la raya que estoy trabajando, bolas de cristal para adivinar, a peso, a peso marchanta. ¡Aquí está la solución que esperaba! ¿Su novio tiene buenas intenciones? ¿Su marido la engaña? ¿Cuál es su número de la suerte para sacarse el gordo de la lotería? Es usted un tecnócrata pensante deambulando ociosamente, no lo piense más... Que no le digan, que no le cuenten, que no lo engañen. Aquí está encerrada la sabiduría milenaria de los aristócratas toltecas transmitida de generación a generación por vía oral a los elegidos, y yo he sido elegida para arreglar los mitotes en la cabeza de los confundidos, los desorientados, los desmotivados. A cambio de un peso usted tiene a su disposición los secretos que encerré en estas bolas de cristal. Anímese, descubra el don de ubicuidad, usted no es diferente a San Martín de Porres, puede viajar al pasado y al futuro, el tiempo no existe, es una invención de Einstein para explicar la energía atómica. Construya su presente quitándose de encima su lado negativo que le domina, eso es sabiduría pura de nuestros antepasados aristócratas para no andar diciendo no para todo, "diosito que no me pase, que no me caiga la salación". Descubra su nobleza de carácter. No sea víctima de la "última moda" de la cienciología que lo rescata de su adicción a fármacos, o de dogmas ajenos a nuestras tradiciones transmitidos por la televisión mercachifle que sólo tiene un dios; su rating. No claudique con la arremetida de hipótesis gratuitas que explican su espiritualidad y las posibilidades de su conciencia a partir de partículas subatómicas sólo imaginadas, por lo que la realidad sólo nos la imaginamos, dicen los pobrecitos extranjeros que desconocen nuestras tradiciones milenarias. Que no le engañen, usted puede conocer verdaderamente el mundo abstracto que le rodea y adivinar su futuro en la intimidad de su hogar con sólo consultar su bola de cristal. Usted no es un robot que no puede improvisar... Que no le digan, que no le cuenten... Atrás de la raya que yo sí estoy trabajando, no como otros que estoy viendo y no compran nada...

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